Es el nombre más común del fenómeno emergente que es responsable del entendimiento, la capacidad de crear pensamientos, la creatividad, el aprendizaje, el raciocinio, la percepción, la emoción, la memoria, la imaginación y la voluntad, y otras habilidades cognitivas.
Se ha convertido ya en un lugar común el reconocer
la influencia que ejerce la mente sobre el cuerpo. Todos conocemos lo
que hace una actitud positiva al recuperarnos de una enfermedad o cómo
el estrés reduce nuestra respuesta inmunológica. Me pregunto sin embargo
hasta qué punto ha sido demostrada la relación entre una actitud mental
positiva y las enfermedades. O para ponerlo de otra manera: ¿hasta qué
punto influye en realidad la mente sobre el cuerpo? ¿Está comprobado en
efecto que la mente, nuestros pensamientos o actitudes mentales, son
capaces de ejercer un control sobre nuestro cuerpo? ¿Es nuestra actitud
mental la causa o el detonante de nuestras enfermedades?
Los que sostienen que la actitud mental es
determinante afirman que si la mente puede enfermarnos también puede
curarnos. Lo que se requiere es mantener una actitud positiva, mirar el
vaso medio lleno en lugar del vaso medio vacío, “visualizar” que nuestro
cuerpo goza de perfecta salud y así todos nuestros males desaparecerán.
Es más, ni siquiera nos enfermaríamos.

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